Que en el momento actual Ucrania entre en las aulas de toda nuestra geografía no es descabellado, sino más bien necesario y urgente. El ataque de Rusia a su país vecino deja un manto de inquietud en un escenario mundial atravesado por un panorama convulso en la cooperación y el diálogo entre naciones, lo que se proyecta de forma inevitable en el clima escolar.
Decía María Zambrano que “el que obtiene la unidad, lo obtiene todo.” En esa unidad –en parangón con las acciones que deben emprender los organismos internacionales– las comunidades educativas tienen que erigirse en un grito de protesta y postularse abiertamente hacia una postura crítica ante los conflictos bélicos y sus consecuencias en la historia, la sociedad, el pensamiento y el arte.
El despliegue militar impulsado por Putin en diversos puntos de este país y su origen geopolítico no deben pasar desapercibidos en el desarrollo de la actividad lectiva que reciben los estudiantes. La escuela ha de hacer un paréntesis en sus tareas cotidianas para mantenerse unida y firme ante la convicción de que la cultura de la paz es el único camino para salvaguardar la memoria colectiva y construirla a partir de la conciencia de lo que la guerra representa para el planeta.
No hace mucho se celebraba en los centros educativos el Día Escolar de la No Violencia y la Paz: es el momento ahora de superar su contenido ornamental y expandir los ejes de acción del pacifismo a los principios vertebradores de todos los proyectos educativos. Ya la Ley Orgánica de Educación (LOE), de 2006, recogía como uno de sus principios “la educación para la convivencia, el respeto, la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos, así como para la no violencia en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social.” Llega el turno de hacerlo efectivo en la transversalidad de nuestras acciones pedagógicas dentro de las aulas y en la interdisciplinariedad, en un desarrollo curricular que articule de forma clara, dentro de la autonomía pedagógica, el nexo entre muchos contenidos que se imparten, su vertiente humanista y su posición antibelicista.
La historia occidental ha ofrecido diferentes muestras de intento de comprensión de los conflictos humanos a gran escala, y estos han quedado retratados en la cultura. Así ocurrió, por ejemplo, con las vanguardias artísticas de inicios del siglo XX y el “arte nuevo” –surgido en otra era convulsa– que Ortega y Gasset intentó diseccionar en La deshumanización del arte (1925). De una forma similar, el corte que representó la Guerra Civil española propició una corriente artística y de pensamiento que intensificó la producción de filósofos, novelistas, dramaturgos y poetas (muchos desde el exilio), como forma de protesta. En estos momentos, de nuevo educación y cultura tienen que unirse para dar otro paso al frente.
La invasión de las tropas de Moscú en Ucrania debe tener, así, esa respuesta creadora, crítica, abierta ya no solo en la ideología progresista contemporánea, sino también en el trabajo de los profesionales de la educación en escuelas y universidades; la educación representa el bastión que posibilita la creación de ese futuro más justo, pacífico y solidario que necesitamos. El temor equivocado por entrecruzar educación con política puede propiciar determinada postura de aparente distanciamiento ante conflictos latentes de la modernidad, como el racismo, la cuestión de género o la homofobia. Sin embargo, la educación debe reorientarse, dentro de sus principios legales, hacia una forma de activismo crítico que trabaje junto a otros agentes por la consecución de una sociedad sin guerras ni violencia, cimentada en el respeto a los derechos humanos, la igualdad y la justicia social.
Karl Jaspers mantenía en el libro La razón y sus enemigos de nuestro tiempo (1953) que el diálogo es el camino indispensable no solo en las cuestiones vitales para nuestro orden político, sino para todo nuestro ser. El ataque de Rusia a Ucrania es, para la escuela y para la sociedad, un punto de inflexión más para ese necesario diálogo en pasillos, patios y clases; un acontecimiento que nos lleve a buscar fórmulas para trasladar a las aulas los principios del entendimiento y la cooperación internacional; los mismos que llevaron a distintos países del planeta a impulsar tras la Segunda Guerra Mundial la creación de las Naciones Unidas, cuyas funciones es posible que desconozcan muchos jóvenes de las generaciones actuales, al igual que desconocen los componentes de la diversidad cultural de muchos de los pueblos del mundo.
Dijo Paulo Freire en Pedagogía del oprimido (1968) lo siguiente: “la realidad social, objetiva, que no existe por casualidad sino como producto de la acción de los hombres, tampoco se transforma por casualidad.” Toca desde el sistema educativo edificar una praxis nueva, enlazada con una cotidianeidad que nos aterra, para transformar esa realidad social que va a afectar a la convivencia de la ciudadanía del mañana.
¿ De veras cree Vd. dicho sea con todo respeto que sus intenciones pacifistas pararan a las tropas rusas o a las de cualquier otro país gobernado por algún sátrapa en sus ambiciones?
Nos movemos entre dos alternativas divergentes: la primera, es la que nos gustaría a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, la del pacifismo y los niños educados con la picassiana paloma. La segunda, desgraciadamente es la de la realidad, la de que en el mundo hay malos que quieren imponernos sus ambiciones, sus religiones, sus formas de vida o simplemente eliminar a quienes no se sometan a sus designios. Contra estos últimos, desgraciadamente, enseñar en las aulas el pacifismo y la no violencia sólo servirá para hacer más fácil su propósito . Una vez más ante ellos sólo será posible el si vis pacem para bellum .Sé que probablemente no será de su agrado pero permítame una mínima reflexión ¿ si Hitler y lo suyos se hubieran tenido que enfrentar a un estado como el actual Israel cree que hubiera sido posible el Holocausto?
Me parece que Ud. no entiende del todo la idea aquí plasmada, donde se trata de introducir estos temas en el aula para formar en aquellos líderes del mañana que prefieran resolver conflictos negociando en lugar de la barbarie. Si bien es un reto enorme, por algo debe iniciarse.
¡Excelente! Totalmente de acuerdo. Esto es dar “comida recién hecha” a nuestros alumnos en lugar de hablarles de temas pasados o textos manidos envueltos en barniz y sacados del congelador.
Me alegro de encontrarte por aquí, y me alegro especialmente del compromiso e interés que suscitab tus artículos. Seguire atento. Tu ex-profe, Cristóbal Cáceres
El pensamiento crítico que debemos desarrollar en nuestros estudiantes, pasa necesariamente por conocer la verdad histórica de Ucrania y de toda Europa del Este.
Asistimos a una época en que la guerra mediática, dominada por los grandes medios de occidente, intenta imponer su verdad, omitiendo o simplemente tergiversando la historia reciente sobre la situación en Europa del este.
Estoy de acuerdo. Hay que aprovechar lo que ocurre en el momento para ejemplarizarlo en el aula. Sacarle provecho a lo que ocurre actualmente es una herramienta indispensable.
Comparto la idea de que hay que hablar de la guerra de Ucrania en las aulas. Es una obligación ética y forma parte de nuestra labor. La educación para la paz, la comunicación no violenta y la resolución pacífica de conflictos están en el día a día de cualquier Centro Educativo. Son necesarias para establecer relaciones sanas dentro de la comunidad escolar. Entre profesores, entre alumnos, profesores y alumnos, con las familias. Son la empatía y la compasión las que construyen los puentes para la satisfacción de las necesidades humanas básicas que compartimos las personas de todas las culturas. Hablar de la guerra de Ucrania o del la paz rota en Ucrania, es otro paso más de este aprendizaje colectivo vinculado a la Paz.
Me parece interesante la propuesta, más aún al hablar de las causas históricas y políticas que han dado pie a este conflicto, excelente sugerencia para iniciar con la cultura de la paz que tanta falta le hace a la sociedad mundial.
Que se escuche, sí, pero que se escuchen también los miles de civiles muertos en el Donbás desde el 2014, la masacre de Odessa, las carnicerías del Batallón de Azov, de Pravy Sektor, el golpe de estado contra Viktor Yanukovich, la entrega de armas a civiles sin experiencia militar por parte del mundo Occidental, y la trampa de la OTAN a Rusia tras la caída del bloque en 1991, el bloqueo de medios de información rusos, la socavación de la libertad de prensa en el mal denominado primer mundo.
Condeno totalmente la agresión sin justificaciones de Rusia sobre Ucrania, pero pongamos sobre la mesa todos los ejes que articulan esta dramática situación.
Vuelvo a publicar el comentario, aunque no creo que lo consiga ya que el anterior comentario lo borraste.
Que se escuche, sí, pero que se escuchen también los miles de civiles muertos en el Donbás desde el 2014, la masacre de Odessa, las carnicerías del Batallón de Azov, de Pravy Sektor, el golpe de estado contra Viktor Yanukovich, la entrega de armas a civiles sin experiencia militar por parte del mundo Occidental, y la trampa de la OTAN a Rusia tras la caída del bloque en 1991, el bloqueo de medios de información rusos, la socavación de la libertad de prensa en el mal denominado primer mundo.
Condeno totalmente la agresión sin justificaciones de Rusia sobre Ucrania, pero pongamos sobre la mesa todos los ejes que articulan esta dramática situación.
Estoy de acuerdo con la paz, con la vía de la no violencia, con la educación y la formación de los estudiantes en pos de la resolución pacífica de los conflictos.
Pero también estoy de acuerdo con la verdad, esa que se oculta tras las noticias de último momento, aquella de la cual no se habla en occidente.
Algunos ejemplos más agregando a los ya comentados anteriormente. ¿Hemos olvidado el conflicto e los misiles entre EE.UU y cuba en 1962? ¿Permitiría EE UU una situación similar a la que vive Rusia hoy día? ¿Europa olvida su rol en la nueva geografía mundial y se erige como el gran pacificador?
No estoy promoviendo la guerra, su sola imagen me aterra. Pero estoy por que se diga todo. Qué dijimos cuando USA intervino en Vietnam, por la Guerra del Golfo, la guerra de Irán, la de Irak, etc. etc. Más de alguna montada sobre mentiras evidentes.
Es importante oponerse a la guerra, vital diría yo, como también es importante la verdad y estoy completamente de acuerdo con este párrafo «Condeno totalmente la agresión sin justificaciones de Rusia sobre Ucrania, pero pongamos sobre la mesa todos los ejes que articulan esta dramática situación»
Me parece que los ejemplos que nos dan los Ucranianos y que se han viralizado en redes sociales, al detener sin una sola arma a los tanques invasores rusos, representa y da un gran significado a aquello que si se puede lograr sin el uso de las armas, por lo que considero que la actitud pacifista si contrarresta a la actitud bélica y es un gran ejemplo para inculcar en los jóvenes de hoy la cultura de la no violencia y paz.