“No veíamos la televisión porque padre no había incluido aquella actividad en nuestro horario”
Chimamanda Ngozi Adichie: La flor púrpura
Literatura femenina africana
La historia de la narrativa escrita por mujeres encierra un lógico matiz crítico sobre el sistema occidental. Por ello, si la construcción de nuestro modelo educativo, social y cultural prescinde de esta narrativa, inconscientemente estaremos perpetuando un modelo de convivencia inerte y empobrecido, incapaz de construir una ciudadanía global que lucha por la justicia social y permisivo con la exclusión y en la segregación de colectivos castigados. Si las mujeres y todo lo que la tradición ha ligado a ellas (las emociones, la maternidad…) se encuentran prácticamente ausentes de nuestro ideario sociocultural y de nuestros currículos (Subirats, 2017), cuánto más ausente estará la mujer que escribe desde un contexto marginal como lo puede ser el continente africano: el riesgo de discriminación, en ese caso, será mucho mayor, y también serán más rígidas las barreras para la construcción de un diálogo que, desde siempre, nos ha enriquecido.
En la configuración de este nuevo feminismo construido desde estas voces que fluyen entre culturas para lograr el entendimiento y la reivindicación de derechos humanos usurpados desde un edificio histórico desigual, tiene un papel clave la escritora senegalesa Mariama Bâ y su novela epistolar Mi carta más larga (1979). Esta obra se erige como uno de los retratos más profundamente realistas y humanos de la condición de la mujer africana y en un alegato feminista de primer nivel. La autora utiliza, para su construcción técnica, el formato de la carta narrativa, muy cultivado en la literatura moderna occidental, con la intención de servir de canal para dar forma a los más íntimos sentimientos femeninos. De esa manera, la escritora da cabida en su obra a una introspección artística en la que se bucea por un mundo de injusticias narrado en forma de confidencias por una viuda senegalesa, Ramatoulaye, a su mejor amiga, Aïssatou, divorciada, que ha dejado su país: “nuestra larga experiencia me ha enseñado que las confidencias ahogan el dolor” (2003, p. 1).
Muchos elementos convierten a la novela de Mariama Bâ en una obra necesaria para una construcción dialógica que nos haga entender la comunidad de voces que resuenan en cada construcción artística; así, Mi carta más larga no es un ejemplo más de novela epistolar que sirva para justificar la presencia de este subgénero en la literatura africana: es parte del entendimiento de una poética basada en la importancia de la memoria, en el poder evocador de los sentidos y en el carácter fragmentario y libre del recuerdo, cuando la protagonista dice “fragmentos de mi vida surgen del pensamiento sin pedir permiso” (2003, p. 9); es un homenaje a la cultura como forma de emancipación y de rebeldía, cuando Ramatoulaye invoca que “los libros fueron los que te salvaron; se convirtieron en tu refugio y te apoyaron” (2003, p. 54); y es también soplo de un desgarrador viento de plenitud al exclamar la misma: “por fin sola, para dar vía libre a la perplejidad y sopesar mi desesperación” (2003, p. 65).
Este elemento reivindicativo y ese anhelo libertad, por lo tanto, se configuran como motivos comunes que recorren la literatura femenina del África subsahariana (Mora y Pereira, 2002), una literatura que clama por no ser analizada desde la diferencia, ya que desde esa percepción de la diferencia es de desde donde la historia ha construido distintos eslabones jerárquicos y, recordemos, en palabras de M. Subirats, que “la jerarquía más antigua y más permanente en la historia de la humanidad es la que se ha establecido entre hombres y mujeres, y por desgracia no hemos conseguido librarnos de ella” (2017, p. 31).
El viaje interior de Ramatoulaye alcanza momentos de “revolución interior” (2003, p. 63) cuando sus cartas reflejan la radiografía de sus sentimientos ante la poligamia, cuyas consecuencias, las de ser una esposa más, sufre en su piel e impregna sus palabras de rabia y grito contenido: “asentí a pesar de las gotas de veneno que me abrasaban. ‘Un cuarto de siglo de matrimonio. Mujer incomparable’. Comencé la cuenta atrás para encontrar la rotura del hilo a partir del cual todo se había vaciado.” (2003, p. 62).
Pero en este importante fragmento, no solo hay una radiografía del corazón de una mujer como víctima de las injusticias, sino también de una sociedad basada en el rol que la tradición le ha dado a las mujeres, y del cual la perpetuación del patriarcado les hace imposible desprenderse. Así, las ideas de Mawdo, cuando dice “nadie mejor que tú en su vida; eres su primera mujer. Una madre para Modou, una amiga para Modou” (2003, p. 62) cobran sentido cuando leemos en palabras de Gerda Lerner la justificación ancestral de la asimetría histórica entre hombres y mujeres: “La explicación tradicional se centra en la capacidad reproductiva de las mujeres y ve en la maternidad el principal objetivo en la vida de la mujer, de ahí se deduce que se cataloguen de desviaciones a aquellas mujeres que no son madres.” (1986, p. 11).
En definitiva, en ese proceso de reconfiguración necesario para poder aspirar a la igualdad de oportunidades y a una especie de “justicia cultural” de la que se nos ha desprovisto y que aquí reclamamos, no podemos dejar de leer a autoras como Mariama Bâ. En la construcción de, en palabras de Alicia H. Puleo, “una historia impura de dominación y explotación” (2013, p. 8), ha quedado patente la privación del legado cultural y patrimonial que las voces del África subsahariana han intentado transmitir infructuosamente como víctimas de nuestra ignorancia, más aún si cabe en el caso de las mujeres.
Es preciso hacerle un hueco, en un plantel cultural plagado de hombres, a escritoras como esta, cuya marginación o relativo desconocimiento no es sino proyección de una construcción desigual de una historia que ha sido contada y narrada por una parte privilegiada del planeta, mientras muchas mujeres eran relegadas al papel de madres y esposas.
RECURSOS
Bâ, M. (2003). Mi carta más larga. Madrid: Ediciones Zanzíbar.
Lerner, G. (1986). La creación del patriarcado. Nueva York: Oxford University Press, Inc.
Pereira, V. y Mora, L. (2002). Literatura femenina y feminista del África negra. Introducción al libro Las voces del arco iris. Textos femeninos y feministas al sur del Sahara. México D.F.: Tanya. Recuperado de https://www.nodo50.org/mujerescreativas/mujeresafricanas.htm
Puleo, A. H. (2013). El concepto de género como hermenéutica de la sospecha: de la Biología a la Filosofía Moral y Política. Arbor Ciencia, Pensamiento y Cultura. Vol.189-763
Subirtats, M. (2017). Coeducación, apuesta por la libertad. Barcelona: Octaedro.